CREATIVIDAD
Creatividad
La idea es que la creatividad puede contemplarse desde distintos enfoques, concibiéndose la misma como un fenómeno multifacético que recoge, como aspectos definitorios, cuatro elementos básicos:
• El producto creativo, en el sentido, sobre todo, de novedad.
• El proceso creativo o proceso mental para llegar a nuevas ideas.
• La persona creativa, en tanto que demuestra ciertas habilidades, logros y/o rasgos de personalidad.
• La situación o contexto adecuado para hacer florecer la creatividad.
Desde una conceptualización más operativa, la creatividad es una actividad mental impulsada por problemas específicos a resolver, presentando soluciones novedosas con aplicaciones o implicaciones que trascienden sus usos inmediatos. Lo anterior, plantea por ende, una relación causa-efecto al incidir en los motivos que incitan a la creatividad manifestada por la necesidad para abordar determinados problemas y los resultados o alternativas novedosas de solucionar los mismos.
Esta aportación resulta de interés al añadir a las anteriores un elemento de especial importancia en el proceso creativo: la motivación o estímulo detonante del mismo. Con todo, se hace necesario reconocer que los motivos que provocan y facilitan el pensamiento y la producción creativa pueden ser dispares, por lo que relegar tales motivos a la categoría única de “problemas específicos” supondría limitar de forma excesiva la riqueza de los mismos.
Así mismo, la creatividad se conceptualiza en tres vertientes racionales:
1) El campo de consciencia y la flexibilidad: hace referencia al diferente ángulo de mira y las diferentes formas de los individuos para abordar un mismo problema. Con esta idea se incide en algunas de las características del proceso creativo que constituirán, junto con otras, las diferencias fundamentales existentes entre éste y el proceso “lógico o racional” de resolución de problemas.
2) La abundancia de ideas o la facilidad con la que emergen, factor que podríamos considerar como la característica básica o global de los individuos creativos, característica que a su vez encierra, en nuestra opinión, otras muchas ideas subyacentes que serán las que permitan y faciliten esa fluencia de nuevas ideas.
3) La originalidad de las ideas. En este vértice se busca diferenciar el producto creativo del que no lo es; aunque, como trataremos, no siempre es suficiente la originalidad para que el producto o la idea sea considerada creativa, puesto que a menudo se requerirá que sea útil.
Esta visión triangular de la creatividad, si bien puede resultar simplificada en exceso, nos sirve como punto de reflexión respecto a las cuestiones claves que se debaten alrededor del término y, al igual que las anteriores, nos permite desenmascarar la complejidad del tema de estudio y nos conducen a una búsqueda de nuevas aportaciones, que, al proporcionarnos perspectivas diferentes, se complementan unas con otras facilitando una mayor comprensión integral del mismo.
Como consecuencia de las ideas expuestas, podríamos llegar a una primera conclusión respecto a que la creatividad es el resultado de integrar una serie de elementos, cada uno de los cuales hace referencia a una de las diferentes facetas o perspectivas desde la cual podemos analizar la misma.
La creatividad en tal sentido hace referencia, fundamentalmente, a la imaginación y capacidad mental de los individuos que, bajo el estímulo de descubrir oportunidades e idear el modo de aprovecharlas o encontrar problemas y resolverlos, utilizando un proceso flexible de pensamiento, y condicionados por determinados elementos circunstanciales, les permite captar ideas de cualquier situación, incluso ajena al problema, proporcionando, como consecuencia, soluciones que satisfacen originalmente la necesidad planteada.
La idea es que la creatividad puede contemplarse desde distintos enfoques, concibiéndose la misma como un fenómeno multifacético que recoge, como aspectos definitorios, cuatro elementos básicos:
• El producto creativo, en el sentido, sobre todo, de novedad.
• El proceso creativo o proceso mental para llegar a nuevas ideas.
• La persona creativa, en tanto que demuestra ciertas habilidades, logros y/o rasgos de personalidad.
• La situación o contexto adecuado para hacer florecer la creatividad.
Desde una conceptualización más operativa, la creatividad es una actividad mental impulsada por problemas específicos a resolver, presentando soluciones novedosas con aplicaciones o implicaciones que trascienden sus usos inmediatos. Lo anterior, plantea por ende, una relación causa-efecto al incidir en los motivos que incitan a la creatividad manifestada por la necesidad para abordar determinados problemas y los resultados o alternativas novedosas de solucionar los mismos.
Esta aportación resulta de interés al añadir a las anteriores un elemento de especial importancia en el proceso creativo: la motivación o estímulo detonante del mismo. Con todo, se hace necesario reconocer que los motivos que provocan y facilitan el pensamiento y la producción creativa pueden ser dispares, por lo que relegar tales motivos a la categoría única de “problemas específicos” supondría limitar de forma excesiva la riqueza de los mismos.
Así mismo, la creatividad se conceptualiza en tres vertientes racionales:
1) El campo de consciencia y la flexibilidad: hace referencia al diferente ángulo de mira y las diferentes formas de los individuos para abordar un mismo problema. Con esta idea se incide en algunas de las características del proceso creativo que constituirán, junto con otras, las diferencias fundamentales existentes entre éste y el proceso “lógico o racional” de resolución de problemas.
2) La abundancia de ideas o la facilidad con la que emergen, factor que podríamos considerar como la característica básica o global de los individuos creativos, característica que a su vez encierra, en nuestra opinión, otras muchas ideas subyacentes que serán las que permitan y faciliten esa fluencia de nuevas ideas.
3) La originalidad de las ideas. En este vértice se busca diferenciar el producto creativo del que no lo es; aunque, como trataremos, no siempre es suficiente la originalidad para que el producto o la idea sea considerada creativa, puesto que a menudo se requerirá que sea útil.
Esta visión triangular de la creatividad, si bien puede resultar simplificada en exceso, nos sirve como punto de reflexión respecto a las cuestiones claves que se debaten alrededor del término y, al igual que las anteriores, nos permite desenmascarar la complejidad del tema de estudio y nos conducen a una búsqueda de nuevas aportaciones, que, al proporcionarnos perspectivas diferentes, se complementan unas con otras facilitando una mayor comprensión integral del mismo.
Como consecuencia de las ideas expuestas, podríamos llegar a una primera conclusión respecto a que la creatividad es el resultado de integrar una serie de elementos, cada uno de los cuales hace referencia a una de las diferentes facetas o perspectivas desde la cual podemos analizar la misma.
La creatividad en tal sentido hace referencia, fundamentalmente, a la imaginación y capacidad mental de los individuos que, bajo el estímulo de descubrir oportunidades e idear el modo de aprovecharlas o encontrar problemas y resolverlos, utilizando un proceso flexible de pensamiento, y condicionados por determinados elementos circunstanciales, les permite captar ideas de cualquier situación, incluso ajena al problema, proporcionando, como consecuencia, soluciones que satisfacen originalmente la necesidad planteada.
EL INNOVADOR COMO AGENTE DE CAMBIO PARA EL EMPODERAMIENTO EMPRENDEDOR
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